Panamá en foco

(por Bank of America Global Research, septiembre de 2021; gráficos excluidos)

Seguimos siendo constructivos, a pesar de los riesgos fiscales.

Seguimos teniendo una visión optimista sobre las perspectivas de Panamá – a pesar del gran déficit fiscal y la vacilación a la hora de tomar medidas sobre la reforma de las pensiones – principalmente porque confiamos en el motor de crecimiento de la economía. Es un motor que tiene más cilindros que los motores de crecimiento de otros países latinoamericanos. En el corto plazo, el crecimiento es más importante y Panamá tiene tiempo antes de que las reformas fiscales se vuelvan inevitables.

El largo camino hacia la recuperación económica

Quizás no sea el mejor momento para digerir el ajuste fiscal

En este momento, la economía no está en buena forma para digerir el ajuste fiscal. El año pasado el PIB se contrajo 17.9%, la segunda peor contracción en toda América Latina (después de Venezuela), con efectos cicatrices en forma de empresas en quiebra y pérdida de empleos. La última lectura sobre la tasa de desempleo es del 18.5%, en un país donde la tasa de desempleo promedió el 5% en los diez años anteriores al COVID-19.

PIB desestacionalizado en 2T21 similar al de hace casi cinco años

El PIB repuntó un 40% en el 2T21, pero el nivel sigue deprimido. Ajustando los datos por estacionalidad, se puede ver que el PIB en el 2T21 fue más o menos similar al tamaño que tenía la economía en el último trimestre de 2016, hace casi cinco años. De hecho, de forma secuencial (trimestre a trimestre), el PIB se contrajo en el 2T.

Existe una marcada dualidad en los sectores económicos: transables versus no transables

Con excepción del turismo, que sigue siendo muy débil, las actividades económicas vinculadas a la demanda externa están superando sustancialmente a las asociadas al mercado interno. El Canal, los puertos y la logística, las exportaciones (especialmente de cobre) y la Zona Libre de Colón han repuntado mucho.

En cambio, la mayoría de los indicadores relacionados con la demanda interna son débiles (por ejemplo, construcción no residencial, crédito, mercado laboral) o se recuperan moderadamente (electricidad, agua, producción de carne, depósitos, ventas de automóviles). Con algunas excepciones, como las importaciones, la venta de combustibles, la fabricación de bebidas alcohólicas y la construcción de viviendas.

Prevemos un crecimiento del 9.5% en 2021 y un potencial de alrededor del 5% a partir de entonces

Nuestras previsiones de crecimiento del PIB para 2021 y 2022 se mantienen sin cambios en el 9.5% y el 5%, respectivamente. Creemos que no es probable que se recupere el nivel del PIB anterior a la pandemia hasta 2023. Sin embargo, tenemos una gran convicción de que Panamá volverá a experimentar expansiones económicas sólidas en los próximos años.

Recuperar la tasa de crecimiento potencial de Panamá antes de la pandemia es importante porque será el principal impulsor de la reducción del ratio de deuda de Panamá en los próximos años (ver análisis en la sección EXD) junto con el cumplimiento de la nueva Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF).

En nuestra opinión, hay al menos seis buenas razones para argumentar que el crecimiento potencial probablemente seguirá siendo alto en Panamá:

i)          La economía más abierta al comercio en América Latina

La apertura comercial de Panamá –medida como exportaciones más importaciones de bienes y servicios, dividida por el PIB– está por encima del 100%, en dólares reales. Podría decirse que la asociación positiva entre la apertura comercial y el rápido crecimiento del PIB es una de las regularidades empíricas más fuertes en la literatura económica.

ii)         Altos ratios de ahorro e inversión.

El ratio de inversión (inversión fija bruta/PIB) cayó al 26% en 2020, que sigue siendo alto para los estándares latinoamericanos previos a la pandemia, y promedió el 38% en los trece años anteriores al COVID-19, para los cuales hay datos de cuentas nacionales disponibles. (con el año base actual). Ha sido uno de los más altos del mundo durante mucho tiempo, lo que le ha permitido a Panamá acumular un gran stock de capital.

iii)        Crédito muy alto al PIB

El crédito financiero al PIB en Panamá se acerca al 100% del PIB, entre los más altos de la región. Ésta es otra poderosa regularidad empírica. Los países que tienen una alta penetración financiera pueden canalizar los ahorros hacia inversiones de manera más efectiva.

Si hay un emprendedor que necesita crédito, una persona que necesita financiamiento para estudiar, o en general una oportunidad de proyecto rentable que requiere capital, la economía panameña hará un mejor trabajo para satisfacer esta demanda que sus pares latinoamericanos. En Argentina, por ejemplo, el crédito al PIB ronda el 15%. En México y Perú, es aproximadamente el 40%.

iv)        Quizás la economía más diversificada de Latinoamérica

Panamá podría ser la economía más diversificada de América Latina, junto con México. Es un país que predominantemente exporta servicios. Además del Canal, cuenta con un gran sistema financiero y la segunda Zona de Libre Comercio más grande del mundo (después de Hong Kong), enfocada a las reexportaciones, que se contabiliza como parte del sector comercio en las cuentas nacionales. También obtiene importantes ingresos de las exportaciones de puertos y servicios logísticos, turismo y telecomunicaciones.

Además, el sector de la construcción es considerable, lo que refleja una alta inversión, pero se ha ido contrayendo. Una nueva industria en auge es la minería metálica. Esperamos que las exportaciones mineras alcancen cerca de 3 millones de dólares (5% del PIB), desde literalmente cero en 2018.

v)         El alto PIB per cápita reduce el alcance de las protestas sociales

Aunque Chile es un buen ejemplo, los países con un alto PIB per cápita como Panamá

–de hecho, el más alto de América Latina– debería ser un terreno menos fértil para las protestas sociales.

Vi)        Política estable y sin amenaza inminente de populismo

Desde el fin del gobierno militar a finales de los años 80, sólo tres partidos se han alternado en el poder en Panamá (PRD, PP y CD). Los tres son amigables con el mercado. Las políticas favorables al mercado suelen propiciar un sentimiento empresarial y una inversión más fuertes.